lunes, diciembre 11, 2006

I Divagaciones

Llegar a los fines propuestos, esa es la cuestión. La facultad creativa de metas es inherente al ser humano, pero no es inherente la facultad de ejecutarlas. Hay una gran distancia psico-física entre la idea y el acto, entre lo pensado y las consecuencias del pensamiento que pueden ejecutarse. Las morales trabajan con este principio, y se es más moral si menor es la distancia entre mi voluntad y mi hacer. "El espíritu está dispuesto, mas la carne es débil". Las empresas, esos cuerpos santificados para los flujos del dinero, utilizan un principio similar. La pregunta es: ¿si todos estamos sometidos a coacciones de tiempo y espacio, de causas y efectos, qué nos hace diferentes y distintos? Me apresuro a responder: la cultura, que es puro significado, y que ha sido construida por imaginaciones poderosas sobre las piedras.