lunes, marzo 10, 2008

Retorno

La vida es una autopista circular.
Somos, ciertamente, continuamente, vehículos.
Vehículos de morales relativas.
Carros que transitan con fervor hacia la incertidumbre.

Las ideas se reciclan, me dijo un amigo inglés.
Los libros son vertederos que percolan un hastío,
un olor añejo,
y un hastío cansado de Dios y cansado del ateísmo.

A veces se habla, a veces se recoge en el trayecto:
El éxito es un brillo inútil que empolva los muebles.
El amor es un trabajo que nunca termina en la felicidad.
Y etcétera. Y cursilerías.
Frases todas de otros señores
que uno lleva en el bolsillo.