lunes, octubre 30, 2006

Madrecita

¡Dónde está el mío hijo
Echado a volar del nido;
Dónde yace el pobre herido
Quien no ha vuelto a ser conmigo!

¡Dónde está mi hermoso niño
Quien bebió del mi seno altivo;
Qué útero resguarda aterido
Moreno su cuerpo de hijo!

miércoles, octubre 25, 2006

Bostezo

El aliento de los muertos me ha visitado anoche
y ha hecho un nido desde los dientes, en mi boca.

Y están amargos, como nieve podrida,
y acerban el aire que acompaña.
El agua que los limpia de mañana muere turbia.

Entonces, no hay perfume capaz.
Entonces, mujer, haz una mueca de asco.

martes, octubre 24, 2006

Not seller

Ahora que he destinado mi conciencia a regalar un arte, al obsequio de pedazos míos, a ser pensado grandemente y a destajo, me parece sobre todo que despilfarro el último avituallamiento de esperanza, y que despojo al ser de irresistibles energías que infunde el dinero. Y soy desganado, es cierto, un poco tonto; y tengo hambre, es verdad, pero soy libre en el discurso.

miércoles, octubre 18, 2006

Ayeres

Esta semana que ya no es presente, me llevó a tomar el papel de ser humano bien en serio; me introduje de manera intensa y con la cabeza gacha en las ocupaciones, prescindí de mortales reflexiones: diríase que hice cosas; diríase que desmoroné músculo y la conciencia.

Así como el atleta sobrepasa al ebrio,
mi alma dejó atrás y extenuado al cuerpo.

Es que, ya en el ámbito del hombre sobre sí mismo, el agotamiento o el cansancio ha de ser, sin dudas, una de nuestras más patentes, una de nuestras más claras satisfacciones: la más manifiesta y corporal; la menos semántica y profunda.

Culpa y Retorno

Ay, de cuando la alegría se nos retira mar adentro
Y quedamos solos
En el despojo de ser unos puros muertos.

Ay, si viene Dios saltando en un recuerdo
Y lloramos -¡tristes, pero muy tristes!-
El perfume herido del alma.

viernes, octubre 13, 2006

Día de gracia

Estamos alegres señores en el día hasta cuando nos dure.
Estamos alegres y nos viene del alma el contento.
Las palabras habitan un lugar y las palabras también están alegres.

Las suaves sonrisas caen del cielo como plumas que florecen.
Y las flores suben como estrellas al cielo que amanece.

jueves, octubre 12, 2006

Elogio de la especulación

Oh especuladores, que en llamas lo desconocido ven
Y encontrar les arde la causa,
Como si fuera miel.

Yo os doy elogios, y yo os doy valor.

Oh especuladores,
Primer rayo de luz abrumando la canción.

Yo os doy elogios, y yo os doy valor.

Oh especuladores, que trazando herida para los machos sedientos
Descubren mundo nuevo, y como un árbol a costa del propio,
Hacen sus ramas del aire.

¡Oh especuladores!

martes, octubre 10, 2006

Inflexiones

Todo es independiente.
Una de mis piernas excluye a la otra y debo preferir
entre uno de mis ojos.
Mis movimientos logran parecer una frase bien ligada a veces,
pero yo, desde adentro, siempre noto mi falta de kinésica sintaxis.

Soy duro.

Cada uno de mis miembros: incomunicada especialidad
y una rigidez. El todo, mi todo, en su esencia,
resulta perfecta orgánica, pero llena de tiesumbre.

Por mi cuerpo la pesada causa conduce
a su inconexo efecto por rutas
más que conocidas, más que predecibles.
Y a veces creo que hay tantas soledades
en mis articulaciones, que ya no viven jugos en mis coyunturas.

¡Pero hay esperanza hijos!

La esperanza que ya comienzo a aceptarme.
La esperanza que ya me resigno a vivir.

viernes, octubre 06, 2006

La redodondez del planeta

A media mañana, en una de mis típicas transiciones desde la casa del villorrio hacia la antigua biblioteca, tocó en suerte que mis pasos habían sido dibujados por el destino en ruta que pasa frente a un campo de fútbol, en el que algunos despreocupados y embarrados hombres peloteaban. De inmediato como una chispa, ante tamaño espectáculo de movimientos imposibles, se gestó en mí el deseo de pausa y el deseo de contemplación. Y me les quedé mirando por un buen rato, con unos ojos que no me había visto antes:

Allí estaban y allí corrían veintidós hombres unidos en una esférica manera de justificar los segundos, encasillados mágicamente por unas insulsas y frágiles líneas de aserrín, y me parecieron un torbellino alegre de humanidad. Allí estaban todos: jugaban los gritos; y las culpas del error alojaban en sus cuerpos; jugaban hombres de piernas despiadadas; y hombres de originales garabatos, que con sus bocas cruzaban el aire como una ráfaga de oscuras e indescifrables lenguas humanas; y no faltaban también los tímidos y miedosos, para quienes el balón era el más gigante mundo que se les venía encima.

¡Entonces, cómo no estar alegre en algunos raros, escasos momentos, de ser hombre terrestre!

miércoles, octubre 04, 2006

Press

"Los periodistas: seres libidinosos, de una suave lujuria por el presente": es el último prejuicio de mi cuño. Y no me crean de juicios fáciles, porque hablo desde la experiencia de un hombre solo, y porque más bien soy hombre reflexivo, sobre todo en mis prejuicios. Ya llegará el momento, a modo de vano reconocimiento, en que se diga, con cierta nostalgia: "Esto lo dijo Alejandro, allá un tiempo, por el cero seis". Ya llegará el día, en que bombos y platillos declaren esta callada y televisiva, encubierta concupiscencia gremial.