jueves, abril 12, 2007

IV Divagaciones

La publicidad, la pernicidad. Tanto parcial; tanta realidad del producto como verdad; tanto valor expresado en quince segundos, ¡tanto caros! Pagar por la fama del objeto, por la fama del señor, por la imagen expandida a los infinitos cerebrales de espectador. Y las vidas, nosotras, tiernamente dormidas frente a la fiesta de luces, frente a la sopa Cambell del poeta. Y bueno, a falta de mejores coloquios, te escucho; oigo tus lámparas. Represento tus imágenes, tus besos de buen color, tus ropas de tanto donaire, tejidas con tanta felicidad. Pernicidad, publicidad, parcialidad: palabras haciendo juegos de ronda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Comparto contigo esta valoración negativa de la publicidad; es tan parcial, tan subordinada a un objetivo a una ideología que nos llevará al cansancio...